Beirut. Urbanización de la plaza de los Mártires y su eje
Autor/esYoana Urralburu Soto, GAUR arquitectos
Cliente
Ciudad de Beirut
Ubicación
Beirut, Líbano
Estado
Concurso 2004
Superficie
-
Autora fotografías/infografías
Yoana Urralburu Soto
El reto del proyecto es lograr una integración en la ciudad a nivel urbano, así como lograr una intervención arquitectónica significativa, capaz de introducir las funciones que Beirut requiere (actividades económicas, culturales y turísticas), además de proveerla de una nueva imagen.
Usando una estrategia de áreas de actividad, la propuesta intenta actuar como un atrayente tanto para la ciudadanía como para quienes visitan la capital, convirtiéndose así en un nuevo centro. Usando diagramas de flujo, el área de intervención es mapeada y luego estructurada de acuerdo a diferentes grados de accesibilidad del público. Teniendo en cuenta la alta desconexión del lugar, el primordial objetivo es la integración del sitio a la red urbana. Sobre la legendaria Línea Verde que un día dividió Beirut, se diseña un espacio urbano para la convivencia, a modo de ‘oasis’.
El territorio se manipula mediante una trama triangular, que permite resolver la continuidad del eje, para unir la histórica plaza de los Mártires al frente marítimo. El Museo de los Mártires, en la cabeza del eje, está concebido como un volumen que emerge de la trama triangular y se expande verticalmente como un ‘monte’ (hotel, oficinas, bancos, mercado). Desde este ‘monte edificado’ nacen corrientes de agua que discurrirán a lo largo del eje refrescando el ambiente.
Una pasarela-café-bar une la zona del ‘monte’ con el espacio ceremonial, sobre la antigua plaza de los Mártires, espacio diseñado con un graderío y una pantalla-cascada gigante, seguida de una explanada entre altas palmeras para los festivales. Es en la siguiente área previa al puerto, donde la trama triangular se diluye, aparecen piscinas, baños termales, una biblioteca y un museo arqueológico sobre las ruinas halladas.
Finalmente, el puerto marítimo, con paseos junto al mar, faro y edificios altos que sirven de apoyo para un edificio-puente, centro sociocultural recreativo. Con ello, se pretende dar una nueva imagen al puerto convirtiéndolo en el símbolo de Beirut.
El cierre acristalado de la fachada, unido a la utilización de colores claros y texturas pulidas, confiere al espacio una gran luminosidad que contribuye a realzar, una vez más, la volumetría interior del espacio. El tratamiento exterior de este hueco se realiza mediante un forro de chapa que sigue líneas inclinadas y formaliza un abocinamiento que anuncia el acceso al portal. Este forro de chapa tiene además otra función: en el lado derecho, la de ocultar los elementos de instalaciones existentes como la toma exterior de la columna seca o el portero automático y en el dintel, la de cerrar el falso techo interior.
Como elemento identificativo, sobre la puerta de entrada, aparece un rectángulo del mismo mármol del interior, continuación exterior de la banda interior de piedra situada sobre los buzones y la zona de acceso. Colocado a modo de banderola, contiene los números correspondientes a la ubicación en la calle e incorpora en su base un punto de luz que ilumina pulsadores del portero automático.